De sueños y utopías...

“...Señoras y Señores que viajan en este colectivo tengan todos ustedes muy buenos días aquí en España y muy buenas noches allá en el Sur. Les voy a quitar solamente un minuto de su invalorable tiempo. Grandes Fábricas de Sueños y Utopías (GFSU) han lanzado un nuevo manojo obviamente de... sueños y utopías. Por intermedio de otros compañeros y por el mío propio, les estamos ofreciendo hoy la posibilidad de tomar aunque sea un ramito y llevárselo para su casa, para poder así compartirlo con familiares, amigos y por que no... con el barrio entero. Eso si, Grandes Fábricas de Sueños y Utopías (GFSU) ponen como única condición para entregar a ustedes estos sueños y utopías... que los cuiden... que no se nos mueran. Miren que andan escasos y la próxima partida no sabemos cuando estará pronta para repartir. Estamos seguros de que no solo los cuidarán sino que Ustedes mismos serán capaces de crear otros sueños y otras utopías. No me queda más que agradecer su atención y procedemos seguidamente a repartirlos. Enseguida Señora, ya voy para el fondo caballero... sigo entregandooo!!!

Esta escena, tan habitual en cualquier colectivo montevideano se me vino a la mente cuando entré anoche al Colectivo Blog. Cuando Gaby me invitó a participar en este proyecto confieso que me asustó un poco. Hace poco que estoy en este mundo de los blogs. Y si el gato utópico recibe unas cuantas visitas (ojo, unas cuantas para mi porque comparado con otros... da pena) son muy pocos los que dejan un comentario. Hasta me he replanteado en dejar de escribir, después de todo está bien, a quien le puede interesar que los negros africanos lleguen en patera a Europa cruzando mares y océanos, a quien le puede mover algo cuando vemos escenas como las de los pueblos libaneses arrasados, con niños muertos por todos lados... pero la respuesta sigue siendo la misma, a mi me importa. Y si hay un solo habitante más de este planeta al que también le interesen la injusticia, la desigualdad social, el hambre... si hay uno solo más, entonces valdrá la pena seguir adelante con el gato utópico. Y los hay, claro que los hay. Por eso acepté esto del Colectivo Blog, porque está Gaby (eterna tejedora de sueños), porque está Marcos (tan porfiadamente soñador y utópico como yo), porque está La Maga (Dulce Maga agregaría yo) y porque hay también otros compañer@s a los cuales si bien no conozco directamente, el solo hecho de haber sido invitados por Gaby y Marcos ya me acerca a ell@s. Quién soy? Solo digo que soy un montevideano nostálgico (que otra cosa puede ser un montevideano?) que un día, y hace 5 años de eso, se fue para Atlanta, a la sweet Georgia, en el sur de los EE.UU. con su compañera de todas las horas y sus dos soles, Tamara y Camilo y que un día, a dos años de trabajar y trabajar nos cansamos del vacío interno y nos vinimos para España, más precisamente a Denia, una ciudad marinera de la provincia de Alicante a orillas del Mediterráneo. Soy inmigrante y me siento como tal. Aunque ahora pueda decir que soy “legal”. Un papelito otorgado por el gobierno español lo certifica... Indocumentado diría yo, ilegales serán otros. Hoy vivimos, trabajamos y nuestros hijos crecen en España. Y uno empieza a echar raíces en Denia. Después de todo no está mal, cuando uno se tuvo que ir de Uruguay por quedarse sin trabajo a los 40 años... y pudo recomenzar su vida... no está mal. Como la película de Adolfo Aristarain, quizás uno encontró su lugar en el mundo. Sobre cosas personales, no se definirme, para eso elegí una canción de mi paisano Jorge Drexler por dos motivos. El primero de ellos por lo que dice su letra. No soy ni moro, ni judío ni cristiano y a veces soy todos ellos. Como dice Galeano, "... a diferencia de otros pueblos latinoamericanos, cuando me preguntan del origen de los uruguayos les contesto que los uruguayos descendemos de los barcos..." Pero a veces me siento así, como un moro judío que vive con los cristianos, tratando de unir en este aquelarre que es España. El segundo motivo, es porque reivindico la cultura uruguaya. No por chovinista, nada más lejos de eso. Simplemente porque un país chiquito como el nuestro, que tuvo que escapar desde la época de la colonia al centralismo porteño, hasta hoy día donde más del 50% de la programación de la t.v. uruguaya son enlatados provenientes de Buenos Aires, no tiene más remedio que utilizar el “boca a boca”. Y les confieso, no hay nada más parecido a un uruguayo que un argentino o viceversa. Y conste que se los dice alguien que lo pudo comprobar viviendo tanto en EE.UU como en Europa. A que otro le puedo decir en Denia: “dale bo’ mendocino, cordobés, porteño, tucumano, sanjuanino, etc., etc., pasame el mate...” Sigamos compartiendo ese mate entonces, así como los sueños y las utopías. Hasta pronto. El Gato. (Gabriel. Denia, a mediados de cierto mes de setiembre...)

Jorge Drexler - Milonga del Moro Judío