miércoles, febrero 14, 2007

Ciudad de Dios

Ciudad de Dios (Cidade de Deus, 2002)
Dirigida por Fernando Meirelles



Ciudad de Dios es una película extraordinaria. La historia, tratada con un brillante rigor narrativo, gira en torno al rabioso nacimiento y desarrollo del narcotráfico en una de las favelas más peligrosas de Río.

Veremos que allí la violencia y la muerte son tan habituales como el esfuerzo de quienes intentan salir de ellas. El dolor y la crudeza -tan reales como libres de solemnidades y condimentos- contrastan con el ingenio, la adaptabilidad y la humanidad de quienes intentan vivir, excluidos de la sociedad, en medio de una guerra de pobres contra pobres.

La película se presenta inmejorable para la bajada de línea, pero esto jamás sucede: Ciudad de Dios no es políticamente correcta, ni siquiera incorrecta en tal sentido. Logra mostrarse cruel, dura, desgarradora, mostrando elementos de una realidad ineludible, sin mistificar ni justificar bandos o ideologías, sin ser aleccionadora ni moralista.

La historia está narrada a través de interesantes flashbacks y enroques temporales por el simpático y tranquilo Buscapé, personaje con el cual gran parte de la platea se sentirá identificada. La narración -compleja por momentos, desarrollada a través de casi tres décadas- es muy linda en sí misma, pero es sólo una excusa para que nos detengamos en el trasfondo de la película, en quienes simbolizan a los cien mil individuos inmersos en el oscurso negocio del narcotráfico en Río de Janeiro.

Algo que aprendemos en la violenta Ciudad de Dios es que no hay "violentos por naturaleza" sino personas que, inmersas en un desesperanzador entorno, ven en las drogas (y por ende, en las armas) la única manera de dirigir sus vidas. También veremos a quienes se resignan moralmente, a quienes quieren mantenerse alejados de las mafias que enquistan la ciudad entera, a policías que ya no entran a arrestar sino directamente a matar, y -en el medio- a gente humilde harta de una guerra sin cuartel y sin fin.

Por todo esto, Ciudad de Dios -sin ser lacrimógena- llega al corazón. Aunque donde mejor termina anidando es en nuestras cabezas. Porque después de verla van a darse cuenta que hay mucha, mucha tela para cortar más allá de los brillantes 130 minutos del film. Una película verdaderamente imperdible.

5 Pasajeros a bordo:

At 3:35 p. m., Blogger Dosto dijo...

Muy buena la reseña que haces Fede, la verdad es que siempre quise ver Ciudad de Dios y todavía no pude, en cuanto tenga en qué verla (llámese video o dvd) me la voy a alquilar.
Gracias.

 
At 6:10 a. m., Blogger el gato utópico dijo...

Fede:
Felicitaciones por el post. Ciudad de Dios es una peli de esas que una vez que finalizan, pasan los días y seguís pensando en ella, en las historias que cuenta, en sus protagonistas. Dosto, a vos te va a conmover. Fede, un abrazo.

 
At 5:06 p. m., Blogger Gabriela dijo...

Tengo que verla, che

 
At 9:44 p. m., Blogger Marcos Bauzá dijo...

Excelente reseña Fede. Esta es una de esas películas que además de conmoverte, te deja pensando un largo rato.

Tuve varias ocasiones para verla pero recién pude hacerla en diciembre pasado y la verdad debo decir que es una película que vale la pena ver.

 
At 3:20 p. m., Blogger Unknown dijo...

peliculón, tendrían que pasarla en las escuelas

 

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